La escalada del conflicto

Cuando pensamos en el conflicto nos suele venir a la cabeza una escena normalmente entre dos personas en la que las visualizamos hablando fuerte, una explosión de emociones que normalmente termina con dolor por ambas partes y a veces con la ruptura de la relación. Pero esa escena no es todo el conflicto, es solamente la punta del iceberg, la última expresión de una tensión que ha ido in crescendo desde no sabemos bien cuándo ni por qué. 

Hoy os venimos a hablar del proceso de nacimiento y escalada del conflicto, un proceso que puede durar mucho tiempo y que, si somos capaces de identificarlo antes de que esa crisis estalle, es muy probable que podamos evitar parte de ese dolor. 

Helena Cornelius y Shoshana Faire en su libro “Tú ganas yo gano” nos presentan una serie de fases de escalada del conflicto que os presentamos a continuación: 

  • Incomodidad. Se trata de una sensación intuitiva de que algo no marcha bien con alguien, con un grupo, o con la vida. Es algo muy sutil y cuesta ser consciente de ello, pero si podemos identificar esta sensación, sería interesante preguntarse: ¿Hay algo que pueda hacer al respecto?
  • Incidentes. Sucesos sin importancia pero que nos dejan con una sensación de inquietud, preocupación o irritación. Normalmente esa sensación dura poco tiempo, y tendemos a restarle importancia y a olvidar que ha sucedido. Una interrupción en una reunión, una mirada que interpretamos como arisca, una diferencia de opinión en un momento determinado podrían ser ejemplos de incidentes. 
  • Malentendidos. Se producen cuando nuestras expectativas de cómo deberían ser las cosas (basadas en suposiciones no contrastadas con el otro) no se cumplen. Un ejemplo de malentendido podría ser el siguiente: Voy a empezar un proyecto con una persona, y fijamos una reunión de inicio. Yo espero que en esa reunión sentemos las bases de cómo va a ser el trabajo conjunto, repartamos los roles y las tareas, y creemos un calendario de acciones. Llegamos a la reunión y la otra persona trae una propuesta elaborada de plan de acción para ese proyecto. Como lo que yo esperaba no ocurre, me siento frustrada, y empiezo a pensar que la otra persona ha traído todo ese trabajo hecho porque:

a) no confía en mi valía

b) en realidad no quiere trabajar en equipo,

c) quiere hacer las cosas sin contar con mi opinión, etc.

Los malentendidos ocurren porque no tenemos una comunicación clara o suficiente (no he propuesto una orden del día ni objetivos para esa primera reunión con antelación, no pregunto la razón para traer ese borrador de plan de acción,etc.) o porque no queremos ver que los demás son diferentes a como nosotras querríamos que fueran (me gustaría que el otro fuese como yo, y no quiero ver que el otro prefiere llevar temas avanzados a las reuniones para luego discutirlos y consensuarlos conjuntamente). 

  • Tensión. Después de uno o varios malentendidos, y con algunos incidentes anteriores ocurridos, aparece la fase de tensión, un estado permanente que acompaña nuestras interacciones con la otra persona. Se manifiesta a través de la abundancia de actitudes negativas, de opiniones y conductas que, más o menos conscientemente, más o menos sutilmente tienen como fin hacer daño al otro. En nuestro ejemplo, después de un par de reuniones como la anterior, empiezo a querer “vengarme” de la imagen que me he hecho de la otra persona, y empiezo a criticar las propuestas que aporta, llego tarde a las reuniones, le contradigo en una reunión con otros actores, etc. creándose una relación tensa con ella, que tarde o temprano va a escalar a la siguiente y última fase: 
  • Crisis. La crisis ocurre cuando el conflicto se hace aparente, las emociones reprimidas estallan y se liberan con fuerza, y la violencia puede hacer acto de presencia. 

Esta escalada puede ocurrir solamente en una de las partes y no hacer visible el conflicto hasta la fase de crisis. La otra persona se da cuenta de que existe un conflicto ante una explosión emocional fuerte, y puede quedar estupefacta (¿qué ha pasado para que haya explotado de esa manera?) o puede ir gestándose en ambas partes o en todo el equipo al mismo tiempo y que la chispa estalle en alguna de las partes pero sirva como detonante para un gran estallido emocional global.

Cuando un conflicto llega a la fase de crisis nos va a costar mucha voluntad por ambas partes y probablemente vamos a necesitar apoyo experto para poder gestionarlo (facilitación o mediación) y no siempre va a ser posible resolverlo, siendo a veces la única salida la ruptura de la relación (el dolor acumulado es demasiado grande). Sin embargo, si somos capaces de identificar el conflicto en alguna de las fases anteriores, vamos a tener más herramientas a nuestro alcance y nos vamos a sentir más capaces de enfrentarlo y acoger la tensión existente, muchas veces a través de la escucha y una comunicación asertiva y empática. 

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